De pequeño quería ser marinero
y hacía barquitos de papel 
que se los tragaba la alberca.
A mi abuelo le pedía teta
y el riendo me daba galletas.

Luego llegó mi hermano 
para alegrarme la vida,
jugábamos todo el tiempo,
a la lleva y a las escondidas.
En aquella época,
sufrimos la separación 
de nuestros padres,
un golpe frío y duro
para dos chicos casi en pañales.
En esa época también
presencié por TV 
unos tanques pisando la gran plaza,
eran militares,
y todo lo quemaban,
y todo lo mataban.


Y luego nos dedicamos al fútbol,
jugábamos de día y de noche,
y a veces también durmiendo 
le daba patadas a la cobija.
Eramos unos "cracks",
la pelota se convirtió de repente
en nuestro mundo, en nuestro presente.
Cantamos el 5-0 como si
hubiéramos ganado el mundial
y lloramos la muerte de Andrés Escobar
como si hubiese sido nuestro familiar.
Continuará...